El cuarto de un niño es el sitio más complicado para ordenar. Las cosas siempre están fuera de lugar y ellos nunca se decidirán a poner todo de la mejor forma. En este caso, el mejor consejo es no ponerse a la altura de ellos, sino que hay que educarlos y enseñarles que siempre es mejor que cada objeto se encuentre en el rincón ideal de la habitación. Los adultos siempre toman la medida de ayudarlos y de esa manera incentivarlos a que dejen todo en su lugar.
La mayor cantidad de elementos que siempre están dispersos son los juguetes. La ropa y todo lo relacionado al mundo de la vestimenta suele estar ordenado, debido a que cuando son muy pequeños uno siempre les guarda todas las prendas. Hay algo que es fundamental en este sentido y es que se tiene que transformar la tarea de ordenar en algo divertido. No siempre se tiene que tomar como una cuestión completamente aburrida, sino que se le tiene que ver el lado positivo para que los niños lo disfruten.
Una buena manera de hacer las cosas de la manera más ágil es proponiéndole un premio al niño en el caso de poder conseguir hacer la tarea de forma rápida. Un buen ejemplo es colocar una bolsita con algunas cosas en un rincón de la habitación. Una vez que el ordenamiento ya se haya realizado en su totalidad, se podrá tener acceso a esa bolsa, y se le dará el premio al niño. De esa forma, la próxima vez que se haya que ordenar el cuarto el joven lo hará con buena predisposición.
Pero esto tiene una negativa que es que siempre habrá que darle algún premio cuando haya que ordenar todos los objetos de la habitación.
